El pasado 17 de enero celebramos nuestra tercera Conversación sobre la incertidumbre, con las que tratamos de entender mejor el mundo en que vivimos, abordando asuntos relevantes, pero poco presentes en los grandes medios. En este caso, reflexionamos sobre las dificultades a las que se enfrentan los jóvenes hoy en día en España.

Lo hicimos con Lucía Méndez, periodista política que trabaja en el diario El Mundo y Pablo Simón, profesor de ciencias políticas en la Universidad Carlos III y  coautor del  libro El muro invisible, escrito por el colectivo Politikon que lleva años aportando perspectiva científica a la discusión política en España.

Ambos compartieron la tesis que la desprotección de los jóvenes en España es clamorosa. Según Pablo, actualmente afrontamos tres grandes transformaciones que nos afectan como individuos a nivel global el cambio tecnológico, la brecha generacional,  y el envejecimiento de las sociedades”. Para él, es relevante que los jóvenes y los mayores voten a partidos distintos en todos los países europeos.  La explicación a esta segmentación, según Pablo es que existe una distribución desigual de los costes de la crisis y de la cobertura de nuestro sistema de bienestar, en función de la generación a la que perteneces”.  Hay datos preocupantes que confirman esta tesis: la destrucción de empleo juvenil ha aumentado un 60%, el nivel de pérdida de renta de los jóvenes menores de 35 años ha aumentado un 16%, la pobreza infantil ha subido un 12 %y la juvenil un 18%, en los últimos años.

Tenemos un mercado de trabajo particularmente voraz que podría definirse como la picadora de talentos más eficiente de toda Europa” aseguraba Pablo. Esta situación precaria se ceba con los cuatro colectivos más vulnerables: mujeres, inmigrantes, mayores de 50 años, y  jóvenes.  Desgraciadamente, España es el país de Europa en el que más ha crecido la desigualdad, y en el que el Estado de bienestar ha cubierto de forma deficiente las necesidades de estos colectivos:  las becas han disminuido, las coberturas por hijo a cargo son mínimas, el sistema educativo presenta deficiencias graves y serias, y el gran pilar que ha sido la familia ya no puede asumir tanta carga.

Lucía intentaba aportar optimismo:La crisis también ha sacado a la luz talentos como el colectivo Politikon, que cubren una demanda clara facilitando explicaciones divulgativas y aportando datos rigurosos a fenómenos sociales. También hay otro dato esperanzador, ya que desde que se dedica al periodismo político, es la primera vez que aprecia que” los jóvenes son actores políticos de primera línea en España”.  

Nuestros dos conversadores también se preguntaron si los nuevos partidos políticos,  que han surgido como representación del  descontento, pueden estar defraudando las expectativas en su actuación política en las instituciones, aunque se hayan incorporado con gran entusiasmo a las mismas.

Lucía contó su propia metáfora para describir la falta de relevo en la política española:Imaginen una fábrica gestionada por un señor mayor. Tres jóvenes quieren tomar el relevo. Consiguen el apoyo de los trabajadores. Pero llegando el momento, no se entiende. No toman el control. Y la fábrica sigue en manos del señor mayor.  Y es que la falta de madurez política  pudo influir en el vértigo que supuso liderar un país. El apunte nuevamente optimista según Lucía es que es un error pensar que esto va a ser definitivo. El cambio va a llegar porque el movimiento social de descontento político es muy profundo y las personas jóvenes son más exigente y sensibles a fenómenos como la corrupción.

Pablo opina que aunque estos partidos traigan nuevas demandas,  las medidas que suelen aprobarse están sesgadas a favor de las clases medias y altas. Por ejemplo, los que se benefician de las becas erasmus, son gente de clase media. Sin embargo, que el 19 % de los jóvenes no acaben la educación obligatoria y además estemos a la cola de Europa en fracaso escolar según la OCDE, no termina de germinar como demanda.  Aunque hayan entrado dos partidos nuevos en el 2015 a las instituciones, existe una percepción de que estamos en una situación de cambio político inacabado. Esto genera descontento, especialmente entre las generaciones más jóvenes, explicaba.

Tener políticos más jóvenes ¿hace que puedan empatizar más con las preocupaciones juveniles?, se preguntaban. Para Pablo, lo realmente interesante no es tanto que el político sea joven, sino que las trayectorias profesionales entre los miembros de un partido sean plurales y diversas.  Aunque los partidos nuevos no hayan entrado en gobiernos de coalición, probablemente  esto cambie en 2019. Y con ello quizá veamos más políticas dirigidas a sus electores más jóvenes. Resulta llamativo que seamos el único gobierno en Europa,  junto con Rumanía y Rusia que no haya tenido un gobierno de coalición.

Posteriormente, se debatió sobre qué moviliza realmente a los jóvenes en España. Pablo de nuevo aportó datos científicos que evidencian que los mayores de 65 años se focalizan en dos prioridades: la sanidad y las pensiones. Mientras que a los jóvenes les interesa un abanico amplio de asuntos: el sistema de becas, educación, sanidad y pensiones… Al tener una edad de emancipación más tardía (32 años de media), los jóvenes españoles se preocupan más por los temas de los mayores (con los que viven) en comparación con los jóvenes de otros países de nuestro entorno, opina Pablo.

Y es que lo que nos está erosionando de manera dramática como sociedad, es la falta de movilidad social. En ausencia de un cambio tecnológico, que dé un vuelco total, es difícil asumir que las generaciones actuales viviremos mejor que las precedentes. Lucía compartió su experiencia biográfica de cómo su entorno de procedencia no determinó sus logros profesionales ya que contó con una educación pública y obligatoria que permitió que personas humildes pudieran llegar a la Universidad.  Resulta aterradora la desigualdad de oportunidades desde la infancia, más propia de sociedades poco desarrolladas y poco civilizadas. Como contrapartida, apuntaba Lucía los jóvenes de ahora están preparados para una mayor movilidad laboral, impensable en sus tiempos.

El descontento es evidente, y los jóvenes siguen sin poder emanciparse debido también a los elevados precios del alquiler. Según Pablo, sí existe capacidad desde la política para transformar estas cosas. Hay numerosas políticas que han demostrado que sí funcionan, y esto es mesurable con datos: por ejemplo, la renta de emancipación que puso en marcha Carme Chacón, o la vivienda pública de alquiler. Del mismo modo, no hay nada más redistributivo a nivel global que invertir en educación de 0 a 3 añossentencia Pablo.

Lo más relevante es hablar de buscar pactos y soluciones ya que todo está interconectado y nos afecta de manera directa e indirecta a todos. Esta incertidumbre que vivimos trasciende lo político y necesita de unas medidas oportunas que se tomen desde el gobierno a nivel estatal; pero también existe una necesidad de retomar espacios de reflexión, con ciclos de debate como éste donde abramos conciencia.

Os esperamos en la siguiente conversación sobre la Incertidumbre.

Gracias a Pablo y a Lucía.